La gran trama magnética, esa rejilla energética que subyace bajo la Tierra, descubierta hace más de cincuenta años por el Sr. Hartmann, es uno de los ítems de la Geobiología actual y una de las principales causas de las ‘geopatías’ que pueden enfermar. No obstante, el estudio y experiencia en el diagnóstico energético y la Medicina de Hábitat, tanto en espacios privados como laborales, se han descubierto factores muy importantes a tener en cuenta, sobretodo para la salud y la evolución anímica del ser humano, como por ejemplo que ‘las geopatías NO siempre son alteradoras’. Todo ello viene muy bien explicado en los cursos de Marta Povo y en su libro ‘Lecturas del Entorno’.
Facilito un resumen conceptual: la red Hartman y otras redes energéticas que emanan del interior de nuestra Tierra, es una trama sobre la que afortunadamente vivimos los seres vivos. Lo más importante es comprender que esos campos no son ‘malos’, ni siempre son patógenos, ni son como una especie de ‘equivocación’ de la Naturaleza, o error divino. Cuando se comprende el concepto holográmico y el de la red o Campo Unificado, entonces la visión sobre las ‘geopatías’ cambia por completo. Si estas redes existen, es por algo y tienen una razón de existir. La fuerza que emana del subsuelo nos mantiene en vida, nos da pulsación, nos da cohesión a las moléculas, nos proporciona coherencia y ritmo a nuestros comportamientos psicológicos. Es una trama que amplifica y estimula; por eso hay que saber en qué medida, y sobre quién puede ser alteradora, benéfica o neutra.
Nuestros átomos también tienen unas cargas eléctricas que nos mantienen con vida y que vibran en sintonía con ese gran campo electromagnético de la Tierra (el cual está cambiando continuamente y hoy ha triplicado su fuerza en Hz. en pocos años, puesto que Gaia es también un ser vivo en evolución; y nosotros nos vamoa adaptando a esa gran fuerza magnética). No vivimos separados de nada; somos y existimos en función de muchas otras fuerzas simultáneas, y unas impulsan a las otras, así que la red Hatmann y la red Curry tienen una razón de existir y cumplen una función.
Sabemos poco de la verdadera ‘función’ de esas fuerzas del subsuelo y que tal vez si no tuviéramos ese campo magnético y esa fuerza de gravedad que emana del suelo, los seres vivos estaríamos como flotando o disgregados. Necesitamos esa fuerza de la naturaleza, y nuestro organismo organiza sus potenciales eléctricos, su complejo cerebro y su sistema nervioso, así como su campo aural, en función de ese complejo campo electromagnético coherente y natural. Dicho de otro modo: nuestras constantes vitales se mantienen en función de las constantes vitales del planeta. Eso también forma parte del Campo Unificado.
Es evidente que no todas las ‘intensidades’ de esas redes son siempre perfectas ni permanentemente benéficas. Básicamente la naturaleza de esa fuerza del subsuelo es activadora, aceleradora de procesos; o simplemente es una energía ‘catalizadora’ para nuestro campo de fuerza individual. Si una persona está sana y sus meridianos están en perfecto funcionamiento rítmico, el permanecer mucho tiempo sobre una línea magnética o un cruce, no necesariamente tiene que provocarle una degeneración celular ni ninguna enfermedad. Hemos visto verdaderas psicosis y miedos muy tóxicos (más tóxico el miedo que la geopatía) que procedían de una ‘noticia’ como: tiene usted una geopatía bajo su cama, así que puede estar creando un cáncer aunque no lo sepa. Otro argumento: no hay nada que hacer, lo mejor es vender esta casa. Es evidente que eso no puede ser así. La casa-cáncer no existe. La Tierra o la naturaleza no es traidora ni agresiva. Simplemente hay que comprender mejor el funcionamiento de esas fuerzas ‘naturales’ y comprender su peculiaridad y sobretodo tendremos que conocer su verdadera ‘función’.
Sin embargo hay que tener en cuenta que nuestro estado de salud y nuestra psicología están en unos niveles de toxicidad bastante altos y, cuando la desarmonía convive con nuestro ser, sea física o psíquica, entonces el estar expuestos más de tres horas a un campo de fuerza como el de las redes que emanan del subsuelo, puede ciertamente alterar el funcionamiento celular. Incluso dormir siete horas, y durante años, sobre un cruce Hartmann, puede desde luego activar nuestros sistemas bioeléctricos, o puede alterar tanto nuestros sistemas nervioso, endocrino y chakral, que incluso puede llegar a crear un proceso degenerativo. En el mejor de los casos, puede crear un cansancio muy profundo y crónico. Todo depende de nuestro grado de salud y de nuestro estado psicológico. En el análisis y asesoramiento del Medicina del Hábitat realizamos estudios personalizados de cada caso y de cada casa, respecto a múltiples influencias del subsuelo, y luego las neutralizamos con las frecuencias de los arquetipos de la Geocromoterapia.
Quién es: Marta Povo, creadora de la Geocromoterapia y la Medicina del Hábitat
Qué es la ESCUELA GEOCROM, Barcelona y Piera